La Feria Internacional de Arte Contemporáneo Arco Madrid, que se celebra anualmente en la capital, abrió ayer sus puertas en IFEMA, entidad organizadora del evento. El evento ha coincide con la Semana de la Educación que también tiene lugar estos días en el recinto ferial. Precisamente estos dos sectores fueron los más castigados por la subida del impuesto sobre el valor añadido (IVA) que el Gobierno del Partido Popular llevó a término el 1 de septiembre de 2012, consistiendo en un incremento del 8 al 21% en el caso de la compra de obras de arte y entradas a espectáculos y un aumento del 4 al 21% para los libros de texto.
Ante la fuerte caída de las ventas de obras de arte en el Estado español y en el extranjero, por la dificultad para ofrecer precios asumibles por el mercado internacional, el Ministerio de Hacienda anunció el pasado mes de enero su intención de bajar el IVA en las compras de obras de arte del 21 al 10%, lo cual previsiblemente mejorará las expectativas de esta feria y de los profesionales del arte, aunque no satisface por completo la bajada al 4% inicial que desde 2012 reclamaba en bloque el sector, saliendo a manifestarse a la calle en numerosas ocasiones.
Tras los resultados de Arco Madrid en 2013, cuya baja asistencia de galerías españolas fue sólo parcialmente compensada por un leve aumento de participación extranjera, esta trigésimo tercera edición, al mando de Carlos Urroz y con un presupuesto de 4,5 millones de Euros, apuesta por no aumentar el espacio destinado a los stands de las galerías (casi la mitad que en el año 2007). El precio del pase para un día oscila entre 23 euros (para estudiantes) y 40 euros. El visitante podrá ver la muestra de 219 galerías procedentes de 23 países y asistir a diversas actividades como el XII Foro de Expertos y los Encuentros Profesionales.
Dentro de la feria se observa que las galerías participantes siguen apostando por obras muy matéricas y costosas producciones de artistas cotizados, sólo asequibles para un público con alto poder adquisitivo. Se observa una reducción en el número de obras con contenido electrónico e informático, aunque se mantienen las instalaciones lumínicas cuyo origen procede de finales de los años 40.
Entre los artistas representados, se puede observar una cierta línea reivindicativa centrada en el activismo y en las consecuencias de la crisis del ladrillo provocada por la burbuja inmobiliaria española desde el año 2006, algo paradójico puesto que Arco Madrid cuenta con la colaboración de Fundación Banco Santander, La Caixa, Banco Sabadell y Bankia. No se puede hablar en general de obras muy innovadoras en técnica o concepto pero sí, al menos, de un alto contenido crítico con los poderes políticos.
En esta línea, cabría destacar a Héctor Zamora que propone una videoinstalación en la que varios obreros se pasan ladrillos unos a otros a modo de cadena de producción, aunque esta cadena tiene un recorrido circular por lo que cada ladrillo acaba por regresar al obrero inicial, quedando así dislocado el sentido de producción.
Adrian Melis ha fingido ser un comprador de inmuebles para poder acceder a las viviendas que los bancos españoles han expropiado a familias. Desde las ventanas de esas casas ha tomado fotografías del entorno y son esas imágenes las que expone superponiendo un rótulo con la fecha del lanzamiento y el nombre del banco que expropió la vivienda.
Tratando de señalar a otros posibles responsables de la actual precariedad española, Riiko Sakkinen, que se define como “artista y disidente”, finlandés y residente en España desde hace diez años, muestra un cartel luminoso que reza: “Escribid a Papá Noel y pedid trabajo”. El artista explica a DISO Press que el Comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de Europa, Olli Ilmari Rehn, es también finlandés y cree que tiene responsabilidad en las medidas económicas que están afectando a España. La vinculación del personaje de Papá Noel con Finlandia da significado a la pieza.
Isidoro Valcárcel Medina, a sus 76 años, trata de forma menos directa la cuestión de la propiedad privada hilvanando sutilmente con una cuerda el exterior y el interior de una casa. Se trata de una pieza de video arte y en ella filma los planos, en los que figura dicha cuerda.
Aludiendo a cuestiones más autorreferenciales, Alfredo Jaar, artista, arquitecto y cineasta chileno, escribe con luces de neón la fórmula «Cultura = capital”, prestándose a la polémica que suscitan las diferentes interpretaciones posibles de la pieza.
Eugenio Merino, absuelto por un juez de las acusaciones recibidas por la Fundación Francisco Franco a causa de su polémica obra ‘Always Franco’, no duda este año en plagar de cristales de Swarovski la popular máscara de Anonymous en una clara alusión a la calavera fabricada con platino y diamantes del autor Damien Hirst (“For the Love of God”). En palabras del propio artista: “Esta es la máscara de aquellos que nos exprimen y nos explotan a través de nuestra confianza. La máscara de lobbies y religiones, de medios de comunicación, del poder económico. La máscara de nuestros antagonistas, igual que la nuestra pero convertida en joya y lujo, símbolo del declive de nuestra sociedad”.
Por último, en el terreno de la confrontación entre los movimientos sociales y el Estado, cabe destacar la obra de Democracia, colectivo radicado en Madrid y compuesto por Iván López y Pablo España. Con fotografías de policías antidisturbios en gran formato, los autores exhiben mensajes como: “Citizens are born and die without having conquered their right to live” (Los ciudadanos nacen y mueren sin haber conquistado su derecho a vivir) o “We protect you from yourselves” (Les protegemos de ustedes mismos).
Hasta el domingo, fecha en que el evento cerrará sus puertas, Arco Madrid ofrecerá al visitante numerosas charlas, presentaciones y performances.
Texto y fotografía: Juan Zarza